La Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales, FLAMUR, en el espíritu mismo de la organización hace suyo los festejos y reconocimientos a la Mujer Rural, para convertir el 15 de Octubre, Dia Mundial de la Mujer Rural en un día diferente.
La idea de celebrar un Día de la Mujer Rural surgió durante la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, organizada por la ONU y celebrada en Pekín en 1995. Teniendo en cuenta su rol clave en la producción de alimentos y la seguridad alimentaria, por lo que se decidió fijar la fecha del Día de la Mujer Rural, el 15 de Octubre, un día antes del Día Mundial de la Alimentación.
Si las mujeres, por su propia condición humana, deben tener un justo y marcado reconocimiento, la mujer rural merece un día especial. Un día que resuma y premie ese esfuerzo cotidiano de esas mujeres, que además de todo lo que hacen como productoras, amas de casa, progenitoras del futuro, son eje fundamental de la familia y la sociedad.
El día de la mujer rural tiene su origen en la Conferencia de Beijing organizada en septiembre de 1995 por las Naciones Unidas, como resultado del planteamiento de diversas organizaciones no gubernamentales, como La Federación Internacional de Productores Agrícolas (IFAP), la Red de Asociaciones de Mujeres Campesinas Africanas (NARWA), y la Fundación de la Cumbre Mundial de Mujeres (WWSF).
Según las Naciones Unidas, a nivel mundial, de más de 550 millones de pobres de zonas rurales, el 70% son mujeres y en América Latina y el Caribe las mujeres rurales son más de 86 millones, de las cuales el 50% viven en extrema pobreza.
Hay que mantener una sistemática campaña de creación de conciencia y difusión de información mundial para llamar la atención sobre la mujer rural –las trabajadoras invisibles del mundo- La recopilación de estadísticas específicas sobre género de los últimos años ha confirmado dos cosas: la mayoría de las personas pobres del mundo son mujeres, y ellas tienen la abrumadora responsabilidad de alimentar a hombres y niños hambrientos, y a sí mismas. Cultivan, cosechan y cazan o pescan los alimentos para la familia, llevan agua y leña a la casa, y preparan y cocinan los alimentos. Donde las personas rurales pobres tienen suficiente para comer, es en gran medida muy a menudo gracias al esfuerzo, aptitudes y conocimientos de las mujeres rurales.
Pese a esto, estas mujeres son las últimas que tienen acceso a los recursos, a la capacitación y a los préstamos financieros. En muchos países, las dificultades de las mujeres rurales están empeorando, producto de que los hombres jóvenes y en buenas condiciones físicas parten hacia las ciudades a buscar trabajo o emigran a otros países y las mujeres se quedan en sus localidades luchando por criar a sus hijos y hacerse cargo de sus fincas y de todas las labores agrícolas.
Luego de 16 años de promulgado el 15 de octubre como el Día Mundial de la Mujer Rural, tenemos que arribar a las siguientes interrogantes:
¿Los gobiernos de los diferentes países han desarrollado políticas de estado, que verdaderamente tengan en cuenta las peculiaridades de la mujer rural?
¿Las ONG,s han jugado su verdadero papel en la reivindicación de la sociedad civil rural?
¿Las comunidades integran sus esfuerzos por lograr de forma unida y coherente un mejor y sistemático trabajo en beneficio de la mujer. y principalmente de la Mujer Rural?
¿Las mujeres rurales tienen conciencia y conocimiento de que el mundo la premia con un día especial, o el 15 de octubre es un día más en sus azarosas vidas?
En este contexto, hay que llegar a la base, a las comunidades más desposeídas y marginadas, para mejorar la capacidad de producción y la sostenibilidad de la mujer rural mediante la educación, el entrenamiento, la capacitación y la tecnología apropiada y novedosa.
Diseñar políticas de urbanización rural, donde la mujer sea parte de los servicios y protagonista en sus beneficios, donde la vida en el campo no sea una vergüenza, atraso y miseria, sino sinónimo de libertad y bienestar. Con las mujeres incorporadas al servicio público y a la cadena productiva, aportando valor agregado a los productos y su comercialización, provistas de la mejor tecnología y técnicas de mercadeo.
Las políticas para con la mujer rural deben estar desprovistas de matices ideológicos, intereses de grupos: políticos, económicos o sociales que contravengan sus genuinos intereses, para evitar la manipulación, el clientelismo y el lucro, utilizando como pretexto su estado de pobreza, su situación económica y lo más degradante, su propia condición de mujer.
La Federación Latinoamérica de Mujeres Rurales este 15 octubre emprenderá una campaña sostenida de identificación y apoyo a las mujeres rurales de nuestra región, comenzando precisamente por nuestra propia comunidad.